Fueron dos horas que parecieron minutos, algo que siempre sucede cuando estamos suficientemente interesados en algún tema. Confieso que esperé un espacio como este para verlos juntos sin el “uniforme” del recién llegado. Ahora eran los mismos héroes que regresaron victoriosos, pero lucían diferentes. Estaban Gerardo, Antonio y Ramón en la Mesa Redonda. Lucían emocionados y tremendamente felices. Eran ellos, en persona, conversando con Randy y un cuarteto de mujeres periodistas que apenas necesitaron cuestionar para conocer las vivencias en las jornadas anteriores y posteriores al día en que finalmente volvieron a la Patria.
Antes estuvieron René y Fernando para expresar su agradecimiento a los millones que en todo el planeta hicieron suya la causa de la liberación de Los Cinco. Ambos fueron categóricos al afirmar que mientras sus otros tres hermanos permanecieran en prisión, no podían considerarse completamente libres. La libertad de todos no es ya quimera, es aplastante realidad que viaja sin pasaje y sin pasaporte hasta los más recónditos lugares.
Los tres que nos faltaban completaron el cuadro y se mostraron hoy con la indiscutible satisfacción que significa compartir, finalmente, con la familia, los amigos, los vecinos o el pueblo todo. No me perdí ni un instante, ni un gesto. Incomoda saber que apenas unas horas antes del regreso seguían los tratos injustos y hasta “el hueco” como para que jamás olvidaran su estancia entre cuatro apiladas paredes.
Al verlos, pensé en los millones de amigos y amigas de la solidaridad que por más de 16 años entregaron su tiempo, dinero y hasta su vida para que la libertad llegara al fin. Ojalá llegue ahora este abrazo sincero hasta cada uno de ellos, no importa si están en Cuba, Estados Unidos o en cualquier nación de Europa, Asía o África. Lo verdaderamente importante es que coincidimos todos en que Los Cinco nos enseñaron que en la unidad radica una fuerza que puede lograr lo imposible.
En Cubadebate puede encontrar más detalles de lo que cada uno compartió en el espacio y más fotos de Ismael Francisco. Me limito a recordar las palabras de Ramón al rememorar el encuentro entre los tres poco antes del regreso a Cuba: “Cuando nos encontramos los tres, nos presentaron a los oficiales que nos acompañarían. Entonces nos permitieron abrazamos”. En ese abrazo no estaban solo ellos, éramos millones los que nos uníamos a la alegría por el retorno y sobre todo por la confirmación del deber cumplido.
(Tomado de Visión desde Cuba)
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