SECCIÓN: Por las Calles de Morón (34)
Rafael Hernández Gattorno arribó en el pasado mes de julio a los 86 años de edad y con algunas imprecisiones en su memoria para recordar fechas, no olvida los principales momentos de su vida, desde su nacimiento en la zona de Delia, municipio Primero de Enero, hasta su larga estancia y quehacer en la ciudad de Morón, donde dice que conoce a todo el mundo, aunque aveces amistades lo saludan y no puede definir quiénes son, tal vez por "desgaste" en la visión.
Todo comenzó especificando que su Gattorno proviene de su abuelo que procedía de Italia y luego recordó sus estudios primarios en una escuelita rural alli en la zona de Delia, donde por cierto, comenzó a trabajar en la bodega de un chino llamado José Wong, quien un tiempo después estableció una tienda en Los Naranjos, municipio Ciro Redondo, hacia donde se trasladó para laborar como dependiente y mensajero.
Hernández Gattorno fue aquel que antes del triunfo de la Revolución apoyó las fuerzas del Movimiento 26 de Julio en la zona de Los Naranjos y que luego al triunfar la Revolución, integró la dirección de ese movimiento en Morón.
Desde un sillón en el portal de su casa, en la calle Castillo en esta ciudad, parece transportarse a aquellos lejanos tiempos, y se limita a confesar "fueron años muy tensos, de mucha acción revolucionaria a cualquier hora del día y de la noche".
Intentamos apartar su memoria de ese período y menciona algunas de sus funciones posteriores. "Fueron varias y todas con cierto grado de complicaciones", nos dice, y enumera su permanencia en la Comisión de Bienes Malversados, como dirigente del Partido, primero en la Región de Morón y luego en el municipio, hasta desempeñar el cargo de secretario general del Sindicato de Trabajadores de la Educación en la nueva provincia avileña y finalmente en Morón.
"Han quedado cosas por enumerar", señala y recuerda que fue director de la Empresa de Industria y Servicios, que dirigió el establecimiento de Acopio al crearse el INRA y también de una empresa perteneciente a la UNECA.
Por su avanzada edad, sale muy limitadamente del entorno de su vivienda, cosa que mucho lamenta, pues dice que siempre fue su placer caminar por las calles de la ciudad, y detenerse en el encuentro con sus compañeros de labor.
Con su habitual sonrisa a flor de labios, Rafael Hernández Gattorno agradece la oportunidad de retormar su trayectoria y nos repite que allí está en su casa, siempre recordando a personas y lugares vinculados a su laborioso quehacer. "Aquí estamos para servirte"..Así fue la despedida.
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