Fue casual y fortuito el encuentro con Santiago Limia Guerrero, un hombre muy conocido en la ciudad de Morón, y qué bien pudiéramos catalogar como el padre de la sencillez, el respeto y la modestia.
Santiago es una persona que rechaza halagos y exaltaciones a su persona, pues en más de una ocasión nos reitero que sus esfuerzos realizados nunca tuvieron como objetivo alcanzar fama, ni reconocimientos especiales, que simplemente todo fue por amor y entrega al trabajo.
Con 90 años recién cumplidos, se mantiene la mayor parte del tiempo en su vivienda, aunque disfruta de buena salud, pero con voz baja y pausada aclara " son nada menos que 90 añojos..."
Limia toda su vida ha permanecido en Morón, pues refiere que nació en el reparto Hermanos González, donde jugaba con los muchachos del barrio a la pelota, e incluso integró un equipo juvenil, como Jardinero Central.
Su padre vino procedente de Galicia, España, en 1919, y se estableció en Morón, donde creo un taller de carpintería y "como hijo de gato caza ratones" se incorporó al mundo de la madera, con las enseñanzas de su padre.
"Me gustó ese oficio y lo aprendí con facilidad", confiesa Santiago y agrega que durante más de 30 años, administró un taller del estado, período en que adiestró a muchos obreros que en la actualidad son ebanistas.
Santiago Limia es un eterno enamorado de la ciudad de Morón, admira sobre todo las viejas edificaciones, se detiene ante ellas para apreciar la arquitectura.
Finalmente se acerca para recalcar algo: "soy alérgico a estas entrevistas y lo otro que quería decirle es que vale la pena que al morir, mis restos descansen en la Ciudad de Morón".
Gracias Santiago Limia, por concedernos estas declaraciones.
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