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jueves, 15 de septiembre de 2022

El cariñoso saludo de Berta Lina Cantero

                                         

SECCIÓN: Por las Calles de Morón (42)

 
Han pasado más de cinco años de aquel día en que Berta Lina Cantero Zúñiga, sentado en una butaca de la sala de su casa, me habló de su vida, de su forma de ser y de su gran amor por el trabajo durante cinco décadas en el sector de la salud, en esta ciudad de Morón.
 
Y recuerdo una frase que en aquella ocasión repitió Berta Lina: "llevo al sector de la Salud cifrado en las entrañas de mi corazón" , a lo que agregaba " no pienso jubilarme mientras las energías y la salud me acompañen.
 
Pues aquella mujer que comenzó su vida laboral en 1966, como Técnica en Rayos X , en el Hospital Pediátrico de esta localidad, un poco tiempo después pasó a desempeñarse en ese mismo frente en el Policlínico Norte de Morón.
 
Aunque para ella ese policlínico ha sido su segunda casa y sus compañeros de labor su otra familia, desde hace algún tiempo problemas de salud la han obligado a mantenerse en su vivienda en la calle Callejas, donde recibe la atención de su familia.
 
Berta Lina trata de ajustar su máquina del tiempo, pero no siempre logra encauzar una cronología de sus momentos importantes, de cuando cumplió misión en Haití, específicamente en Okai, considerada una de las importantes ciudades de ese país, ni tampoco muchas precisiones de los 25 meses que permaneció en Cojedes, Venezuela, como integrante de una Brigada de Internacionalistas de la Salud.
 
Su avanzada edad, acompañada de problemas de salud, no le permiten ser la organizadora de aquellas actividades que se realizaban en su cuadra, con todos los vecinos, celebrando una fecha, ni tampoco recorrer establecimientos comerciales, ni otros lugares de la ciudad. Eran otros momentos, que Berta Lina Cantero solo precisa cuando toma en sus manos las medallas y condecoraciones que mereció por su consecuente labor como trabajadora de la salud.
 
Sólo son necesarios estos apuntes para identificar a quien nos referimos, reconocer sus valiosos méritos, porque bien vale la pena continuar llamándola "la abuela del Policlínico" o también "la Profesora", como cariñosamente le decían sus compañeros de batalla cotidiana.
 
Gracias Berta Lina, por tu amistad, tu laboriosidad y tu entrega sin límites.

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