Unos minutos con la educadora Nereida López Rodríguez

                              

SECCIÓN: Por las Calles de Morón (47)

 

A pesar de sus 87 años de edad, la conocida educadora moronense, Nereida López Rodríguez, mantiene las cualidades de amabilidad, sencillez y cortesía que la distinguieron durante su plenitud.

Decir Nereida López en la ciudad de Morón, es reconocer aquella mujer que desde muy joven estuvo vinculada al sector de la educación, a pesar de que en cierto momento vio frustrada su vocación porque "su familia no tenía posibilidades de enfrentar los costos de esa carrera".

 

Y fue entonces, según cuenta Nereida, que pudo ingresar a la Universidad, pero para estudiar Contador Público, algo que, no le satisfacía mucho, carrera que sólo pudo llegar hasta el cuarto año.

 

Apelando a su memoria, algo lastimada por la edad, Nereida al regresar a Morón, comenzó a impartir clases en el Colegio La Trinidad como apoyo a un grupo de primer grado.

 

Según pude comprender, este fue el punto de partida para dar riendas sueltas a su vocación, pues, mediante cursos de superación, logró ser profesora de Historia en el preuniversitario

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Nereida, pese a que ha olvidado algunas fechas, recuerda que llegó a ser en la década de los años 70, directora Municipal de Educación en Morón durante seis años, también directora de la Escuela de Idiomas, además de dirigir el IPE de Morón.

 

Al cumplir 55 años, se acogió a la jubilación por presentar problemas de salud en la familia. Desde entonces dejó de recorrer las calles de la ciudad, pues una inesperada fractura en la cadera la mantiene con limitada movilidad .

 

"Morón es mi pueblo, donde cultivé muchas amistades que con frecuencia, al pasar frente a mi casa, me dicen: "maestra, usted no se acuerda de mí?", y eso me llena de alegría y satisfacción."

 

Nereida nos muestra varias distinciones que le otorgaron como reconocimiento a su obra como educadora, muy merecidas, por cierto.

 

Con mucha cortesía y amabilidad nos despide y con el apoyo de su andador, llega hasta la puerta de su casa, para decirnos "muchas gracias por la visita y por tenerme presente".