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lunes, 10 de abril de 2023

Lorenzo Fleites Smith: Para los que me necesiten, aquí estoy

                                                   

SECCIÓN: Por las Calles de Morón (88 )

 
Un conocido profesor, dirigente, agrónomo y admirador de la ciudad, se ve muy poco Por las Calles de Morón. Dónde está Lorenzo Fleites Smith?. No pocas personas que lo conocen responden " hace mucho tiempo que no lo veo".
 
Sin embargo, fácilmente lo localizamos en su vivienda en la Calle 6 de esta localidad, y aunque por su modestia y sencillez se nos hizo difícil, pudimos conocer momentos de su trayectoria.
 
Fleites, computa en su memoria cada paso de su vida, prácticamente desde aquel lejano 21 de agosto de 1952, cuando nació en la Colonia Quindelán, que era propiedad de Pancho Roca, en las cercanías de la Loma de Cunagua, pero que después su familia se trasladó para el actual poblado de Bolivia, donde estudió hasta sexto grado.
 
Al parecer su vida ha sido algo agitada, aunque reconoce que ha podido "navegar con suerte" y cuenta que al triunfo de la Revolución, se graduó de mecanógrafo, y pudo vincularse a tareas de la entonces Alcaldía de Cunagua, donde laboró en el Registro Civil y en el Registro Pecuario.
 
Estudió en un centro internado en Falla hasta el noveno grado, pero, aún sin terminarlo, a raíz del proceso de depuración de maestros, lo captan para un curso de profesores emergentes para Secundaria Básica, y opta por las especialidades de Matemática y Química, el cual se impartió en Camagüey. De manera que Fleites integró ese pelotón de vanguardia de la educación.
 
Así, fue ubicado como profesor de Matemática en la Secundaria Tomás Romay, de Morón, aunque residía en Cunagua, y refiere que por gestiones propias se vincula como oyente al Preuniversitario de esta ciudad, y al concluir el curso deciden ubicarlo, para su asombro, como profesor de décimo grado en ese Preuniversitario.
 
Fleites, sin perder un detalle, cuenta paso por paso otros momentos importantes, de cuando estuvo en Ceballos 4, y cuando lo ubican como profesor en el Instituto de Superación Educacional (ISE), para convertirse allí, en profesor de profesores.
 
Fleites se presenta a examen de aptitud para la carrera de ingeniería, y logra matricular en la Universidad y se gradúa como Ingeniero Agrónomo.
 
Sin pretender llevar una cronología de su trayectoria, cuenta que fue designado subdirector docente en el Politécnico Iselín Arencibia de Falla, centro donde también fue director, promovido un tiempo después como Jefe de Departamento de la Educación Técnica y Profesional en la Dirección Provincial de Educación, hasta convertirse unos años después en director de la Escuela de Turismo de Cubanacán, lo que significa su activo trabajo en la etapa de formación de hoteles en la cayería.
 
Salidas al exterior en función de preparación de personal, con estancias en Málaga, España y también en Atenas, Grecia.
 
Lorenzo Fleites permaneció 40 años vinculado a la educación, merecedor de la condición Por la Educación Cubana, y en tres ocasiones Vanguardia Nacional.
 
Ya acogido a la jubilación permanece en su casa como Trabajador Por Cuenta Propia, con la misma energía de años anteriores, y siempre entre libros, porque la lectura forma parte de sus necesidades espirituales.
 
"Es un orgullo caminar por las calles de Morón, donde he tenido una activa participación en muchos momentos, siempre vinculado con los procesos productivos, articulado con diferentes sectores", explica.
Hay muchas cosas más que contar sobre este hombre, quien recalca en que considera que nada de lo que ha hecho ha sido extraordinario. 
 
Y con una expresión fue la despedida: "para lo que me necesiten, aquí estoy".

Fleites, computa en su memoria cada paso de su vida, prácticamente desde aquel lejano 21 de agosto de 1952, cuando nació en la Colonia Quindelán, que era propiedad de Pancho Roca, en las cercanías de la Loma de Cunagua, pero que después su familia se trasladó para el actual poblado de Bolivia, donde estudió hasta sexto grado.
 
Al parecer su vida ha sido algo agitada, aunque reconoce que ha podido "navegar con suerte" y cuenta que al triunfo de la Revolución, se graduó de mecanógrafo, y pudo vincularse a tareas de la entonces Alcaldía de Cunagua, donde laboró en el Registro Civil y en el Registro Pecuario.
 
Estudió en un centro internado en Falla hasta el noveno grado, pero, aún sin terminarlo, a raíz del proceso de depuración de maestros, lo captan para un curso de profesores emergentes para Secundaria Básica, y opta por las especialidades de Matemática y Química, el cual se impartió en Camagüey. De manera que Fleites integró ese pelotón de vanguardia de la educación.
 
Así, fue ubicado como profesor de Matemática en la Secundaria Tomás Romay, de Morón, aunque residía en Cunagua, y refiere que por gestiones propias se vincula como oyente al Preuniversitario de esta ciudad, y al concluir el curso deciden ubicarlo, para su asombro, como profesor de décimo grado en ese Preuniversitario.
 
Fleites, sin perder un detalle, cuenta paso por paso otros momentos importantes, de cuando estuvo en Ceballos 4, y cuando lo ubican como profesor en el Instituto de Superación Educacional (ISE), para convertirse allí, en profesor de profesores.
 
Fleites se presenta a examen de aptitud para la carrera de ingeniería, y logra matricular en la Universidad y se gradúa como Ingeniero Agrónomo.
 
Sin pretender llevar una cronología de su trayectoria, cuenta que fue designado subdirector docente en el Politécnico Iselín Arencibia de Falla, centro donde también fue director, promovido un tiempo después como Jefe de Departamento de la Educación Técnica y Profesional en la Dirección Provincial de Educación, hasta convertirse unos años después en director de la Escuela de Turismo de Cubanacán, lo que significa su activo trabajo en la etapa de formación de hoteles en la cayería.
 
Salidas al exterior en función de preparación de personal, con estancias en Málaga, España y también en Atenas, Grecia.
 
Lorenzo Fleites permaneció 40 años vinculado a la educación, merecedor de la condición Por la Educación Cubana, y en tres ocasiones Vanguardia Nacional.
 
Ya acogido a la jubilación permanece en su casa como Trabajador Por Cuenta Propia, con la misma energía de años anteriores, y siempre entre libros, porque la lectura forma parte de sus necesidades espirituales.
 
"Es un orgullo caminar por las calles de Morón, donde he tenido una activa participación en muchos momentos, siempre vinculado con los procesos productivos, articulado con diferentes sectores", explica.
 
Hay muchas cosas más que contar sobre este hombre, quien recalca en que considera que nada de lo que ha hecho ha sido extraordinario. 
 
Y con una expresión fue la despedida: "para lo que me necesiten, aquí estoy".

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