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lunes, 9 de octubre de 2023

Antonio Ramírez Cruz, algo más que poeta repentista

                                          

SECCIÓN: Por las Calles de Morón (109)

 
Antonio Ramírez Cruz fue sincero cuando le propusimos un intercambio para esta sección: "Me gustan las entrevistas en vivo y en directo para que se conozcan mis criterios en mi propia voz".
 
Con el compromiso entonces de ser lo más exacto posible comenzó el intercambio con una persona que nació en la comunidad de Tuero, en el año 1953.
 
Antonio se identifica como aquel niño que le encantaban las maldades, y recuerda cuando le sacaba el aire a los neumáticos de tractores y a cuántos vehículos se estacionaban en aquel vecindario. 
 
Allí estudió en la escuela primaria Angel Gutiérrez y la Secundaria en la Salvador Cisneros, pero solo hasta octavo grado.
 
Fue entonces cuando se incorporó a un curso emergente para la formación de maestros primarios en La Larga, Camagüey. Y así fue, al cabo de seis meses empezó un período de prácticas en una escuela rural en Amancio Rodríguez.
 
De regreso a Morón fue ubicado en la escuela de la comunidad de Tuero, aunque luego cumplió un proceso de rotación por distintos centros, como las escuelas Abel Santamaría y la de Oficios de Ferrocarriles, sin olvidar que también impartió docencia en las Secundarias Benito Juárez y Álvarez Mola, como profesor de Educación Laboral.
 
Antonio retrocede en su relato de historia de vida, para recordar que cuando apenas tenía seis años ya sabía leer perfectamente y agrega: "eso fue importante para formar mi inclinación poética".
 
 Nos detuvimos en aquellos años de su juventud, y esclarece su forma de ser. "Me gusta que las personas hagan bien las cosas, que el pintor pinte bien, que el técnico realice sus trabajos correctamente, porque soy renuente a la chapucería y a lo mal hecho", señala.
 
Retoma el tema de la improvisación y dice que desde niño participaba en actos en la escuela y que su inclinación siempre han sido las décimas humorísticas.
 
Aquí hace un alto, para apuntar que cuenta con 175 cuentos en décimas humorísticas. Recuerda que en una ocasión participaba en una actividad en Camagüey y cuando le correspondió el turno, empezó , pero a principios olvidó la décima jocosa que tenía prevista y tuvo que inventar un cuento improvisadamente, merecedor de un fuerte y prolongado aplauso.
 
Antonio Ramírez empezó en Meridiano Campesino de Radio Morón por una invitación que le hicieron, y aún estoy cantando en el programa como integrante del grupo Ecos de la Trocha.
 
A una interrogante responde: " para ser improvisador es preciso dominar bien el vocabulario, las reglas gramaticales y los secretos del idioma, así como las licencias poéticas".
 
Sobre la jubilación? "Estoy y no estoy...". Refiere que canta en Radio Morón y Radio Surco de Ciego de Ávila y asiste a actividades en varios municipios, como Florencia y otros muchos lugares.
 
Antonio Ramírez cuenta que durante mucho tiempo tuvo una motoneta que la usaba el Ché Guevara, mientras era propiedad del periodista Gerónimo Álvarez, "y eso me llenaba de orgullo".
 
Ese hombre, lleno de ideas poéticas considera que le falta aún hacer la mejor décima, y de Morón lo que más admira es la cotidianidad de su gente.
 
"Esta entrevista merece una improvisación", me dice, y sin muchas pausas expresa:
 
Hoy me vinieron a ver
para hacerme una entrevista,
y tengo la mente lista
para la décima hacer.
Entré cumpliendo el deber
Por las Calles de Morón,
hablando de mi actuación
adentro del repentismo,
aunque me faltó lirismo
para su interpretación.
 
Gracias a este infatigable compañero que no pierde su voluntad de poeta improvisador, una persona bondadosa y llena de buenos sentimientos.

 

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