Localizarlo no ha sido fácil. A pesar de su pesada e incómoda carga, su constante andar es a diario por cualquier parte de la ciudad de Morón; para el Norte, el Sur, el Este o el Oeste, quién sabe cuál es su rumbo.
Es el caso de una incongruente persona que dice llamarse Héctor Hernández, pero que nació hace muchos años en varios países. Para ayudarlo en su memoria le rectifiqué "en Cuba?" y me respondió, "ya le dije que en varios países, pero que conozco a éste solamente".
En Morón es bien identificado, por su enlazada carga de pomos plásticos, jarros de todos los tamaños, grandes, pequeñitos y medianos, platos y otros muchos objetos prendidos de sus brazos, piernas hasta de los dedos.
"Aveces me agoto de traer encima esta carga, pero son cosas que tengo que cuidar, ese es el deber que me han asignado", dice con voz muy tenue e inofensiva.
Por su generosidad, buen carácter y pasividad, se ha ganado el cariño y la bondad de muchas familias que le brindan desayuno, leche y otros alimentos.
Héctor asegura que trabajó cuatro años en Cayo Coco sembrando y limpiando matas, pero decidió dejar esos trabajos.
Me solicita permiso para ingerir un poco de leche que un vecino le trae cuando lo ven caminar por la cuadra. Al concluir me dice: "Estoy bien, aunque soy alérgico a muchas cosas, como la calabaza, el quimbombó, al alcohol y bichos como la cucaracha y el ratón me provocan fiebre de hasta 38 grados..."
Así de incongruente es Héctor Hernàndez, una persona que por sus características no es rechazado por la sociedad, por el contrario, se quiere, se respeta y se le ayuda. El es feliz en su mundo.
Héctor es un paciente con Esquizofrenia Paranoide y según aportes de personas que lo conocen, estudió en el Instituto Pedagógico, pero enfermó y no pudo continuar su carrera. En su mundo paralelo es el salvador. Bendita locura.
No hay comentarios:
Publicar un comentario