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sábado, 16 de julio de 2022

Rostros de la ciudad: El último pregonero de Morón

                                           

SECCIÓN:  Por las Calles de Morón (26)
 
Cuando alguien me sugirió escribir sobre El último pregonero de Morón, cierta incertidumbre me acompañó, pero poco después llegaba el argumento: "Sí, aquel hombre que salía por las calles de la ciudad vendiendo tamales, maní y otras cosas y lo pregonaba de manera muy peculiar en forma de versos".
 
Entonces vinieron a mi memoria aquellos rimáticos pregones; "Rico maní de Mayajigua, se vende en el pueblo y se vende en la manigua", y también cuando anunciaba: "Tamales musicales, elaborados con violines y timbales"..
 
No era otro que Aracelio Rodríguez López, una persona que a principios del año 1959, logró hacer realidad una de sus grandes aspiraciones desde muy pequeño: ser locutor de la radio, no sin antes someterse a los rigores de esa profesión.
 
Vivía en la zona de Ranchuelos, donde ayudaba a su padre a guataquear y hasta a cortar caña, pero escondía en su pecho la vocación de la locución. Cierto día decidió trasladarse hasta la ciudad para conversar con el director de la planta radial. Le dijo de sus ansias, y le prometió autosuperarse si le prestaban ayuda profesional. El director con cierta duda, aceptó la propuesta y le dio oportunidades de venir en cierto horario para que diera lectura a compromisos propagandísticos en determinados programas.
 
Cuando ya poseía cierto dominio de la técnica de locución, volvió a conversar con el director para plantearle que lo pusiera fijo en un espacio, pero la respuesta fue: "vives muy lejos, cómo garantizas estar puntual en el programa que se te asigne...?
 
Pero la suerte lo acompañó. Uno de los locutores que integraba la reducida plantilla radial, solicitó permiso para viajar a La Habana, y el director de la planta apela a Rodríguez López para que cubriera provisionalmente la vacante. Aquel locutor que había viajado a la capital encontró trabajo en una emisora nacional, y fue la oportunidad que entonces aprovechó Aracelio para formar parte del colectivo de Radio Morón. Durante mucho tiempo fue locutor de El Reloj Musical, estelar espacio que entonces dirigía José Luís Taboada.
 
Su voz, de timbre claro y de perfecta dicción, estuvo en el aire hasta 1993 cuando se acogió a la etapa de jubilación. De Aracelio Rodríguez López hay mucha historia que contar, pero valga resaltar su puntualidad en el trabajo, sus magníficas relaciones en el colectivo, su disposición, su amenidad ante el micrófono y muchas virtudes más, dignas de imitar.
 
Ese magnífico locutor, decidió un día, expandir su voz, a cielo abierto, con su creatividad como pregonero, pero dando continuidad a su pasión por el buen lenguaje, por el uso correcto de la gramática y también por su gentileza como hombre honrado y honesto. Quizás muchos no sabían que aquel pregonero era una figura valiosa de la radiodifusión en el territorio, porque su modestia no le permitió otra cosa que decir su credencial entre cuatro paredes.
 
Honor a quien honor merece.

4 comentarios:

  1. Oh, que honor saber del guanche de Ranchuelo.Felicidades hermano

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  2. Bendiciones para ese gran amigo

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  3. Bendiciones para ese gran amigo.

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