Basta mencionar el nombre de María Eugenia Rizo García, para enseguida saber que se trata de la doctora Especialista en Pediatría de Segundo Grado y Máster en Atención Integral al Niño, residente desde 1980 en la ciudad de Morón.
Confiesa que no es moronera, porque nació en Camagüey y define que fue exactamente en Maternidad Obrera de esa ciudad, pero sin indagaciones, reitera que por tanto, comparte igualitariamente su amor entre estas dos bellas localidades.
Fue en su tierra natal donde cursó sus primeros estudios en una escuela católica y con el triunfo de la Revolución transitó por Secundaria básica hasta ingresar en el preuniversitario para estudios de Ciencias Médicas, una especie de preparación para matricular en el habanero preuniversitario Julio Antonio Mella, escala más inmediata para estudiar en la Universidad.
María Eugenia cuenta que proviene de una familia humilde, su padre ferroviario y su madre modista, y ella, desde muy pequeñita quería la carrera de medicina.
Se apasiona cuando narra la historia de su vida y recuerda que ya en la universidad transitaba por Ciencias Básicas, rotando por diferentes especialidades. Primero le gustó dermatología, pues el profesor enamoraba con su sabiduría, pero cuando correspondió pediatría se detuvo a meditar. Sacó cuentas en su memoria entre las diferencias de un niño y un adulto. Fue así como decidió ser pediatra.
Su graduación se produjo en el año 1972, con períodos de prácticas en un batey de haitianos en el municipio de Florida, con ciertos temores, pero segura profesionalmente.
Después de su graduación fue ubicada en Vertientes y luego en Morón, donde le ofrecieron trabajo y una vivienda.
Con 74 años de edad, y aunque jubilada, esta doctora siente inmensa pasión por la medicina y muestra el Premio Ángel Arturo Aballi, que le entregaron en noviembre de 2008 y recalca: Ángel Arturo Aballi es considerado el Padre de la Pediatría Cubana.
La conversación es extensa y llena de momentos especiales para esta mujer que se mantiene activa en la capacitación al personal médico, además de apoyar la docencia.
Así es María Eugenia, una mujer consagrada a la medicina, por la salud de nuestros niños. Ella, aunque con importantes ocupaciones disfruta caminar Por las Calles de Morón
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