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lunes, 20 de marzo de 2023

Los complejos caminos transitados por Normán Gutiérrez Pereira

                                                 
SECCIÓN: Por las Calles de Morón (83)
 
Normán Ramón Gutiérrez Pereira está a punto de arribar a los 86 años de edad. Cuando le expliqué el objetivo de mi visita, que era intercambiar sobre su trayectoria, buscó un cómodo sillón en la terraza de su casa, y me dijo: "periodista, ha sido muy complejo el camino que me ha tocado transitar".
Es una persona que lleva en su memoria cada paso que ha dado en su vida, y lo dice sin titubeos, desde el tipo de cuna en que nació, allá en la Calle Zayas y en la que por cierto, fue la misma que tuvieron sus otros cinco hermanos.
 
Habla con sentimientos de su niñez, de cuando acudía a la casa de un vecino donde existía el único televisor del barrio, y donde los muchachos de esa zona acudían a disfrutar de los episodios, como El derecho de nacer y Los Villalobos...
 
Norman lamenta que tuvo muy pocas posibilidades de estudiar, solo que matriculó hasta cuarto grado en la Academia que tenía José Crespo en la calle Avellaneda, por lo que dice" estuve obligado a aprender con la Universidad de la vida...".
 
Un día, contra su voluntad, tuvo que decir: "no asistiré más a la escuela, pues me percaté de que tenía que aprender un oficio para sobrevivir".
 
Su padre era el único que en Morón tenía un carretón de cuatro ruedas, y había que ayudarlo a asumir los gastos de la familia.
 
Lo primero que se le proporcionó fue aprendiz de carpintería, y poco a poco fue desarrollándose hasta convertirse en carpintero ebanista, trabajo en el que devengaba muy poco dinero, pues comenta Normán en broma y en serio, que por aquella época existían en Morón como 200 carpinteros.
 
No obstante logró establecer un taller de carpintería, mediante el alquiler de un local en Calle 5, pero, tampoco le resultó. Fue entonces cuando emigró para el central Violeta y guataca en mano invadió cañaverales en la zona de Ognara. Pero resulta que se empezó a construir en aquel municipio un Secadero de Arroz y fue contratado para esa tarea.
 
"Yo le dije a usted, periodista, que iba a tener que escribir bastante..." repite Normán Gutiérrez, mientras trato de sintetizar todo lo que cuenta.
 
Aquel hombre que apenas sabía sumar, restar, multiplicar y dividir con mucho trabajo, llegó a convertirse en operador del nuevo Secadero de Arroz, y un tiempo después logró trasladarse para similar instalación que existía cerca del Central Adelaida (Falla).
 
Después de mil avatares, Normán llega a Talleres Ferroviarios, donde es contratado como carpintero, luego Jefe de Carpintería en un centro donde se trabajaba con hierros. Cómo se explica eso?. 
 
Responde que su tarea fue reparar coches de pasajeros, ponerle el piso, ventanillas, cielo razo, forros, y cuenta que en 25 días dejó listo para circular el primer coche. Allí en Talleres Ferroviarios, donde también fue soldador, trabajó pailería y otros frentes importantes, se mantuvo hasta que cumplió los 60 años y pasó a la jubilación.
 
Normán fue a Angola donde tuvo como misión trabajar en la cimentación de cien edificios de cinco plantas...
 
El tiempo disponible se agota y Normán Gutiérrez continúa narrando interesantes momentos de su vida.
Dice sentirse perfectamente bien de salud y que ya camina muy poco por las calles de Morón, ciudad a la que quiere con pasión. "Muchas amistades ya no están, pero las continuo recordando, otras vienen a saludarme. Sigo siendo el Normán Gutiérrez de siempre, a mucha honra.". concluye.
 
Para nosotros ha sido emocionante conocer la historia de vida de un hombre que es símbolo de sencillez, cortesía, modestia y honradez. Realmente, hace mucho tiempo no lo veíamos Por las Calles de Morón

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