Caminar por cualquier calle de la ciudad de Morón, o visitar el nuevo reparto La Palma y coincidir con Marino Heredia Rodríguez, es realmente impresionante.
Marino es aquel muchachito que con apenas siete años de edad comenzó a residir en un apartamento del microdistrito norte de la ciudad, aquel que jugaba bolas y le encantaba bailar trompos y que -según manifiesta- eran más las veces que perdía que las que ganaba cuando competía con los muchachos del barrio.
Recuerda Marino que cuando tenía apenas diez años, en esa escuela realizaron una prueba de tiro y aprobó.
Luego se trasladó para la EIDE de Camagüey en 1977 donde permaneció por un término de tres años.
Sin embargo, aunque ya la vocación por el tiro deportivo había calado en él, pasó a estudiar técnico medio en Veterinaria en la provincia de Granma, donde egresó siendo uno de los tres mejores expedientes.
Marino encauzó su carrera en el deporte, especialmente en tiro, con pistola a 50 metros. Tal fue su pasión, su preparación que ha alcanzado importantes lauros en esta disciplina.
Fue cuatro veces Campeón Nacional en tiro, Primer expediente en la provincia de Ciego de Ávila que mereció Medalla de Oro, .Resultó además, Campeón Centroamericano y también se ubicó en el séptimo lugar en una Copa Mundial efectuada en La Habana. Pero su nómina de lauros es más extensa: Marino Heredia fue Campeón Panamericano en la disciplina de Tiro Deportivo en Argentina en 1998.
Fue en el 2003 cuando sufre un infarto cerebral y tras su recuperación pasa a ingresar al deporte Paralímpico.
En el 2005 se celebra en Ciego de Ávila el Primer Evento Nacional Paralímpico donde obtuvo seis títulos nacionales .
En el año 2919 participó en los Juegos Paralímpicos Panamericanos celebrados en Lima, donde resultó subcampeón .
Marino permanece activo, a pesar de sus 57 años de edad. Ahora se prepara para participar en los Juegos Paralímpicos de Chile, a efectuarse en noviembre de este año.
Marino Heredia es un hijo de esta ciudad que prestigia a Morón con su ejemplo de campeón, con su sencillez, honradez y fidelidad.
Gracias Marino, por este maravilloso reencuentro Por las Calles de Morón.
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