Las notas musicales de Celestino Morales

                                                                  SECCION: Por las Calles de Morón (22))

El nombre de Celestino Morales es muy popular en la ciudad de Morón. Confirma que la mayor parte de su vida ha permanecido en esta localidad y que con su guitarra en la mano conoce perfectamente bien todos los vericuetos de su querido Morón.

De sorpresa tocamos en la puerta de su casa, y con alegría nos recibe, y casi sin una introducción previa comenzó a narrarnos su historia de vida. Advierte que presenta ciertos problemas auditivos que le provocaron sus años como telegrafista.

Telegrafista Celestino...? Y describe que entre 1954 y 1959 fue telegrafista en Camagüey y que incluso, al regresar a su ciudad natal, continuó su incursión por ese  mundo de las telecomunicaciones, su otra pasión profesional, solo que esta vez decidió compartir el tiempo con la música, porque cuando apenas tenía diez años asistía a fiestas campesinas y familiares donde tocaba las maracas.
                                                         

Sin perder detalles, Celetino recuerda al profesor Pentón de Ciego de Ávila, quien le daba clases de música y que ya a los 16 años era guitarrista profesional.

Toma la guitarra y la coloca en posición de tocar, acciona sus dedos sobre las cuerdas y confirma: "Estudiaba el Bachillerato, sin separarme de la música, y  fue precisamente en ese centro donde integré trios y cuartetos, qué años aquellos..."

Luego Celestino parte hacia la capital del país, y fue allí donde tocaba en centros nocturnos, como el Cabaret Mar y Tierra en la calle Belascoaín,  más tarde integró el trio Cubaney de Camagüey y en su andar por la música recuerda el quinteto que dirigió y que componían e Morón Otto Rueda, José Luis Bolderes, Joseito Milián y Pérez Mena que se encargaba del violín.

"Mi historia es larga, pero te advierto que los artistas no dicen la edad que tienen" comenta en tono jocoso, sólo decirte que "me siento joven todavía". sonrié Celestino.

Celestino Morales Drago, es una persona de carácter serio que prefiere relacionarse con personas mayores, rechaza los chistes de mal gusto, y opta por la formalidad, sin descartar que en sus años de plenitud tirara "sus canitas al aire", confiesa.

Era el hombre de las serenatas, porque su gran compañero Rolando Leiva lo localizaba con mucha frecuencia y le decía: "Gallego, vamos a dar esta noche una serenata  y del dicho al hecho, en la medianoche ya estábamos sonando las cuerdas".

Es extensa la historia de este moronero que a diario recorría las calles de la ciudad, tocaba con el Grupo Campesino Ecos de la Trocha, impartió clases de música en la Escuela de Instructores de Arte, profesor del Instituto Pedagógico, también en la Casa de la Cultura y posee el título de director de bandas.

Y Celestino completa su relato con un elemento muy interesante, y es que tiee cuatro hijos, y  tres de ellos son músicos.

Ya jubilado recorre muy poco las calles de la ciudad, se mantiene todo el tiempo en su casa, donde acaricia su guitarra y con mucha frecuencia recuerda ritmos españoles, boleros, guarachas y  hasta guaguancó, pero sin los aplausos de aquel público que lo admiraba. Si embargo, no se borran las huellas de su andar por la Ciudad del Gallo.